jueves, 7 de agosto de 2008

Decisiones

Esto lo escribí hara unos meses. Reflejo de mi, totalmente.

Decisiones. He esquivado hacer esto desde hace bastante tiempo, pero necesito hacerlo. Hoy me fui a matricular, a rehacer mi vida a continuar con esto que es el estudio. Espero acabar. Quiero acabar. Necesito acabar. Dejé la carrera agobiado por las malas relaciones, las bajas nota, sentir que no era mi ambiente, que no servia para eso, que mejor me dedicaba a "multiplicar mis talentos." Hoy me doy cuenta de lo errado que estaba. Usé lo que me dijo una vez Francis Castañeda, del Instituto Allegro: De que Dios nos ha dado talentos y debemos de utilizarlos. Ignoré a Dios, y preferí escuchar a un hermano que me decía algo, y lo descontextualicé (Sin advertirlo, pero lo hice) y me fui por mi lado. Sentía en mi corazón como mi conciencia, mi espíritu, se revolcaba por el hecho de mi desobediencia, pero no la quise escuchar. Así que deje atrás a Rocío, José Antonio, Marilia, Marita y demás personas que considere mis amigos, pero que los veía distantes. Me sentía que sobraba, que no encajaba, y para mí, eso era como morir. Además, había desaprobado cuatro cursos de 6, y los que aprobé los aprobé con una nota netamente mediocre. Pero dentro mío aun estaba la incógnita sobre porque Dios permitió que llegara a administración. Cuando postule, decidí que daría un vuelco al área laboral al aplicar mis conocimientos sobre el capital del estimulo y del uso consciente del capital humano. Al entrar me percate de que hay toda una doctrina sobre los recursos humanos. Sentía que estaba sobrando, me sentía en un barco, Sin timón ni hélice. Como el Abraham Lincoln de 20 000 leguas de viaje submarino. Estaba agobiado por todo esto y decidí por el camino fácil: mi suicidio académico, matar mi carrera. Solo necesitaba un impulso, un pretexto, una excusa, algo que me moviera a hacerle caso a mi subconsciente: Y eso llegó. Con los campamentos. Habíamos estado de huelga cerca de cuatro meses en total. Yo quería que dieran de baja al semestre, y con este al año, y volver a comenzar, sin cometer los errores del pasado. Estaba alistando todo para mi huida hacia Vitor, planificando últimos detalles, juntando a la gente, preparando las cosas, cuando, faltando un par de semanas, se anuncia el levantamiento del paro. Reiniciábamos labores el mismo día del primer campamento. Yo no me la podía creer. Pero debía afrontar. Tenía un deber para con mi familia, y debía seguir en el barco hasta el último momento, hasta ver que es imposible estar ahí encima para lograr revertir la mala situación. Me moría, definitivamente, pero debía seguir. Estaba en una encrucijada digna del burro de filosofía con el agua y la paja: Sin saber que escoger. Por un lado estaba mi ego y mi terquedad que se negaba a dejar el barco: Decía que todo era posible para mi si es que yo me lo proponía, que era alguien muy capaz y por lo tanto esto solo era un obstáculo en mi camino, que la matemática podía ser aprendida y dominada, y que en ese momento yo seria un excelente alumno, y un excelente profesional al salir de ahí, pero por otro lado estaba mi raciocinio, que me decía que era humano y que tenia mis limitaciones. Así que me puse a pensar en mis dones, con la conversación, la lectura, la escritura, la redacción, la fotografía, el video, el sonido, y me decidí a dejar esa carrera por otra mas afín a mis capacidades: Ciencias de la Comunicación. Asi que decidí aventuramre en este campo desconocido.

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