martes, 9 de octubre de 2007

Aqui una vivencia de alguien que se puede aplicar a cualquiera y les puede servir a todos:
No la puedo comprender. Me es totalmente imposible. No sé que motivos pueden producir que ella se aleje de todo de manera tan radical. Los problemas con su familia, las dudas sobre Dios y sobre el propósito de su vida, sus bajas notas en los estudios, y otros problemas que sospecho existen, las estan hundiendo. Ayer hablé con ella. Me llamó y me dijo que estaba abandonando, que estaba cansada y que ya no podía mas, que la disculpe y que había sido muy buena gente con ella, pero que hasta ahí nomás llegaba. Es una pena. No estoy angustiado como otras veces, porque el Señor es quien tiene mi problema, Él se ocupa de él y yo descanso en Él. Amo su amor por eso. Y le pido por ella, por que la quiero mucho como para dejarla sola asi sin mas. Pero comprendo que el Salvador es Jesús, no yo, y que no me puedo preocupar mas de la cuenta por eso, porque estaría pecando al negar la soberanía de Jesús sobre ella, y al negar que el se manifieste, después de todo, al Él debe de ser la gloria, a mí, solo me debe conformar el ser usado de manera muy gratificante por Él. Le agradezco por ella, y porque ella ha sido una muy buena, y especial influencia en mi vida. Ojalá le muestre el porqué de ese cariño que a veces parece inexplicable y que yo le tengo. Espero Dios obre pronto, solo espero, y descanso en Él, y en su fidelidad, que es para siempre. Anhelo ser inundado de esa paz, y ya no pensar en ella, solo pensar en lo necesario, y no agobiarme por los problemas de los demás.

“QUIZÁ LA VIDA NO SEA JUSTA, PERO DIOS ES SIEMPRE FIEL”

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